martes, 15 de febrero de 2011

Fiambreras viajeras

¡Tachan! y agitando las manos con gesto de prestidigitador, dejo las zapatillas alineadas al lado de la cama y desapareció. Se fue dejando la comida hecha, las camas recogidas, la ropa planchada y la lavadora en marcha. Nos quedamos solos. En vano la buscamos en las calles, en los centros comerciales y en las paradas de autobús. Durante semanas recibimos puntualmente sus fiambreras con especialidades de diferentes lugares, hasta que un buen día cesaron los envíos, pero para entonces ya habíamos aprendido a cocinar.

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