Un lugar y un espacio para descubrir las pequeñas cosas perdidas en el tiempo. Los olvidos, los recuerdos y las imágenes que guardamos celosamente en la retina. Lo que fue privado y se escapó por las ventanas. El nunca y el jamás de los cuentos, de los cuentos chinos...de nuestros cuentos.
jueves, 24 de noviembre de 2011
Presentación “ESPIRAL DE ESPEJOS”
Miércoles, 14 de diciembre de 2011 a las 19:30 horas.
Sala de la Muralla. Colegio Mayor Rector Peset.
Horno de San Nicolás, 4. 46001, Valencia.
Con la participación de Carmen Alborch,
Elisa Sanchís, Carmen Botello y la autora.
Editorial EL Nadir
http://www.elnadir.es/_cms/
La sopa
Nuestro padre solía morirse los domingos. Al principio nos lo tomábamos muy mal: avisábamos al médico, a la funeraria, nos vestíamos de negro, llorábamos… Pero luego, a fuerza de sustos nos acostumbramos, era su forma de vivir, y entre muerte y muerte la vida continuó a la espera de sus nuevas muertes. Su tenacidad para morirse no se debilitaba y una noche, en la cena, en una de sus muertes más teatrales arrastró a mamá con él. Y eso si fue serio porque ella, que no tenía imaginación, hundió la cabeza en la sopa y se murió.
Rosa Pastor Carballo
Premio del II concurso internacional de microrelatos Museo de la Palabra convocado por la Fundación Cesar Egido. 23 de Noviembre de 2011
http://www.fundacioncesaregidoserrano.com
domingo, 20 de noviembre de 2011
Demasiadas horas sin luz
La vuelta, como siempre, le producía desasosiego: los preparativos, el viaje en solitario, la ansiedad por llegar y la casa que siempre se le antojaba misteriosa, como si albergara en sus entrañas algo desconocido y amenazante. Abrir la puerta suponía una experiencia inquietante. Luego no pasaba nada: introducía la llave, la giraba, se abría la puerta y encendía las luces. Eso era todo, estaba sana y salva en su espacio protector.Pero un día ocurrió algo que hizo saltar todas las alarmas.
Después de un largo y cansado viaje llegó a la estación. Cargada de maletas miró hacia atrás, buscando a alguien que le ayudara, pero el tren había desaparecido y estaba sola en el andén. Arrastrando las maletas atravesó el vestíbulo vacío y en penumbra. Se dirigió a la parada de taxis. No había ninguno. No podía hacer otra cosa más que esperar y se sentó sobre las maletas. A lo lejos distinguía como manchas borrosas las luces de los coches pero ninguno se acercaba a la estación. La noche, cada vez más cerrada, la sumergió en una espesa negrura. Comenzó a inquietarse, otras veces había tenido que esperar, pero no tanto. Tuvo la impresión de estar en una estación fantasma, paralizada en el tiempo. Miró el reloj. Un escalofrío le recorrió de pies a cabeza. Habían pasado doce horas y no había amanecido.
domingo, 6 de noviembre de 2011
El traje
Despertó a oscuras en una habitación desconocida. Sobresaltada palpó las paredes para reconocer el lugar, tropezó varias veces hasta que consiguió pulsar el interruptor de la luz. Una desnuda bombilla iluminó la habitación vacía. La sospecha de que algo extraño estaba pasando le provocó escalofríos y por su cabeza comenzaron a girar ideas terribles: estaba encerrada, la habían secuestrado, pedirían un rescate, la matarían… Intentó serenarse, respiró hondo y se dirigió hacia la puerta, giró el pomo y, ante su sorpresa, se abrió sin problemas. Desconcertada salió corriendo, ignorando las miradas de curiosidad que despertaba, atravesó la calle, llegó a un quiosco y rebuscó nerviosa entre los periódicos mientras el vendedor la observaba perplejo. En la primera página del periódico encontró una noticia: extraño suceso: una mujer desaparece en su noche de bodas. Conmocionada se miró detenidamente: llevaba puesto un arrugado traje de novia. Se desmayó.
Despertó a oscuras en una habitación desconocida. Sobresaltada palpó las paredes para reconocer el lugar, tropezó varias veces hasta que consiguió pulsar el interruptor de la luz. Una desnuda bombilla iluminó la habitación vacía. La sospecha de que algo extraño estaba pasando le provocó escalofríos y por su cabeza comenzaron a girar ideas terribles: estaba encerrada, la habían secuestrado, pedirían un rescate, la matarían… Intentó serenarse, respiró hondo y se dirigió hacia la puerta, giró el pomo y, ante su sorpresa, se abrió sin problemas. Desconcertada salió corriendo, ignorando las miradas de curiosidad que despertaba, atravesó la calle, llegó a un quiosco y rebuscó nerviosa entre los periódicos mientras el vendedor la observaba perplejo. En la primera página del periódico encontró una noticia: extraño suceso: una mujer desaparece en su noche de bodas. Conmocionada se miró detenidamente: llevaba puesto un arrugado traje de novia. Se desmayó.
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