Quimera
Empezó a pensar en un nuevo teorema que transformara las cifras en música en el mismo momento de
su escritura, si lo conseguía quizá se
acabarían las agrias disputas académicas sobre lo real. Le quitaba el sueño conseguir el antiguo
anhelo del “teorema metamórfico”. El
viejo profesor dedicó su vida a desarrollar en la pizarra hipótesis sobre
la mágica transformación numérica hasta que un día se dio cuenta de que la
clase estaba vacía. Solo él estaba interesado en el tránsito. Un timbre lo sacó de su ensimismamiento, apagó el despertador, se dio la vuelta y siguió durmiendo.
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