“Hace frío, el otoño ha dejado atrás el calor sofocante del
verano. Andar a esas horas por las calles solitarias la tranquiliza. Desde la
zona opulenta donde vivía la actriz, va sorteando los charcos que dejan tras de
sí los servicios de limpieza al regar calles y aceras. La imagen de asepsia de
la zona aburguesada contrasta, en cuanto la abandona, con la presencia de seres
acurrucados entre cartones en porterías y bancos, carros de la compra llenos de
enseres vitales, colchones y mantas, en un dispositivo cruel de supervivencia
de los sin techo. Madrid, como tantas ciudades, muestra impúdica los rostros de
la opulencia y la pobreza. Le resulta insoportable comprobar cómo en plena
crisis económica, sus gobernantes siguen impertérritos, gestionando la
continuidad a perpetuidad del bienestar desmesurado de unos pocos.
Ha de hacer un esfuerzo para frenar el malestar que le produce
pensar en ello y acelera el paso. Al abrir la puerta respira aliviada. En la
terraza, una luna grande y blanca ilumina geranios y enredaderas”
Extracto de “Quiero esa Muerte” de Rosa Pastor Carballo
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