Por los días de las escritoras...
Palabras robadas
El muñeco fue el primero en cerrar los ojos, luego las
sombras llenaron la habitación de susurros. Agazapada bajo la cama contempló el
ir y venir de los zapatos. Tuvo miedo, la agitación podría hacer explotar las
palabras encerradas en el armario. No podría soportar por más tiempo, se
asfixiaba y salió a respirar. De improviso una mole enorme se abalanzó sobre
ella. ¡Devuelve las palabras, le gritó, estamos sin dormir desde que nos
dejaste con los poemas a medias! Se despertó de golpe, amanecía. Las páginas
arrancadas de un libro se deslizaron entre las sábanas cayendo a la alfombra.
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