
No hay forma de salir que no sea por mar, nos faltan alas para volar.
La repetición encadena nuestros pies y las palabras se evaporan…
Tan sólo nos queda nadar hasta el horizonte.
Un lugar y un espacio para descubrir las pequeñas cosas perdidas en el tiempo. Los olvidos, los recuerdos y las imágenes que guardamos celosamente en la retina. Lo que fue privado y se escapó por las ventanas. El nunca y el jamás de los cuentos, de los cuentos chinos...de nuestros cuentos.