martes, 31 de octubre de 2023

 



Anonimato

Como todas las mañanas, enciende el televisor, de golpe la crueldad del mundo se abalanza sobre ella y la maldad inunda la cocina.

Bebe apresuradamente el café sin azúcar y apaga el televisor. 

Es entonces cuando se da cuenta de que ya es tarde: la sangre derramada en la guerra ha salpicado su ropa. Intenta inútilmente quitar las manchas, frota sin resultado, pero la sangre no desaparece.  

 Empieza a agobiarse, tiene prisa, ya llega tarde al trabajo. Sin pensarlo más sale de casa con la esperanza de pasar inadvertida en el metro. 

Para su sorpresa, los pasajeros, sin inmutarse, llevan la ropa manchada de sangre. Respira aliviada y se funde en la multitud anónima.

Rosen, Octubre 23

Seguidores

Datos personales

Archivo del blog