martes, 1 de diciembre de 2009

RUTINA
Mientras recojo mi destino del frío suelo de la cocina, oigo voces que avanzan por la escalera y se enredan en el tendedero. La radio organiza un alboroto de ventanas abiertas y un tintineo de cucharillas, platos y vasos se suma al concierto cotidiano. Ellos, como siempre, me ignoran. Cuando se van busco desesperadamente el azúcar de mis deseos escondidos, pero no está: lo han echado en el colacao. Un oleaje de lágrimas atraviesa mi cuerpo amenazando con oxidar mis sueños.

3 comentarios:

  1. Me encanta tu prosa. Compleja y muy personal, a veces difícil de entender, pero rica, brillante y de preciosas metáforas. Para dejarse mecer por ella. O sacudir, porque también es directa y dura en ocasiones. He leído el primer post y he tenido que seguir hasta el último.

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Hola Ros. Vengo de la mano de Odiseo a desearte suerte y larga vida a tu nuevo blog.

    Respecto al texto... me reconozco en él. En mi cocina no falta un tarro Nutella. ¡Imprescindible!,

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  3. Ardilla y Odiseo gracias por acogerme en la dimensión invisible que nos hace visibles. Trataré de ahondar en aquello que nos une.Besos

    ResponderEliminar

Seguidores

Datos personales

Archivo del blog