miércoles, 22 de mayo de 2013




Un poco tarde


El Tribunal apreció cierta rigidez en su mirada y el espanto congelado en sus ojos. La habían detenido por permanecer un año frente al Parlamento. Los magistrados consultaron los folios apilados sobre la mesa, rebuscando alguna razón para su extraña conducta.  Después de horas de discusión y debates encendidos no hallaron ninguna jurisprudencia que avalara un castigo ejemplar para su delito. Ante la duda decidieron ponerla en libertad y llevarla al depósito de cadáveres. 

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