Bien frío
La risa un poco ronca y una barba que siempre
pincha, desplazándose a un ritmo lento, observándome con frialdad, hasta que se
cansa. El mismo ritual repetido todos
los días: la cena en silencio, el gesto minucioso de doblar la servilleta, la
cerveza muy fría y el partido de fútbol. Mientras me alejo hacia la cocina siento su mirada en la nuca y sonrío pensando que quizás mañana
despertará metido en la nevera con su risa congelada y su barba quebradiza por
el hielo.
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