sábado, 4 de abril de 2015


La última
 
¡A la cola, como todo el mundo! ¡A la cola, a la cola, listilla!  Mientras gritaba con voz hueca me empujaba levantando su brazo esquelético. Le obedecí sin rechistar, pero sin poder contener una sonrisa sarcástica. Por una vez no me importaba ser la última de la cola y prefería que otros pasaran delante, porque, aunque muerta, no tenía ninguna prisa por llegar al Juicio Final.

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