lunes, 20 de julio de 2020


¡Zasca!
Antes de ver lo que Arturito, el repetidor, llevaba en su caja de compases, ya comenzaron a gesticular. Corrían rumores sobre el regreso de la risa, algunos creían haber oído en los pasillos sonidos agudos semejantes a carcajadas descontroladas.
Temían que la goma, perdida durante siglos, que había impedido borrar las palabras de odio, se encontrara en su poder.      
Temerosos de que el niño más repelente de la clase borrara el miedo sobre el que gobernaban, derramaron sobre él un enorme tintero de tinta negra. Arturito impasible, sacó un cuaderno, mojó la punta de su índice y dibujó sonriente un cómic.


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