jueves, 24 de noviembre de 2011


La sopa

Nuestro padre solía morirse los domingos. Al principio nos lo tomábamos muy mal: avisábamos al médico, a la funeraria, nos vestíamos de negro, llorábamos… Pero luego, a fuerza de sustos nos acostumbramos, era su forma de vivir, y entre muerte y muerte la vida continuó a la espera de sus nuevas muertes. Su tenacidad para morirse no se debilitaba y una noche, en la cena, en una de sus muertes más teatrales arrastró a mamá con él. Y eso si fue serio porque ella, que no tenía imaginación, hundió la cabeza en la sopa y se murió.

Rosa Pastor Carballo

Premio del II concurso internacional de microrelatos Museo de la Palabra convocado por la Fundación Cesar Egido. 23 de Noviembre de 2011

http://www.fundacioncesaregidoserrano.com

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