miércoles, 30 de mayo de 2012

Adormidera ¿No ves que me levanto cansada? Y era verdad, siempre fue verdad. Aunque hiciera un día esplendido no podía con su alma. Su cabeza pendía oscilante de su largo y fino cuerpo. Decaída parecía estar a punto de troncharse. Al principio pensé que estaba enferma, consultamos al médico, hicimos un peregrinaje por hospitales y médicos de la ciudad, pero nada, nadie daba con la enfermedad que le producía tan persistente síntoma. Pensé si sería el colchón y de tienda en tienda la dejé caer con su aire de desmayo probándolos todos, mientras el vendedor no sabía si llamar a la policía o al loquero. Hasta que un día, susurró a mi oído: estoy seca. La llevé a la ducha y mientras el agua caía sobre su cuerpo, se esponjó y recuperó de golpe su belleza. Desde entonces la tengo en un florero encima del piano. Y está preciosa
Finalista del II Concurso Búcaro de Microrelatos 2012

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