martes, 28 de octubre de 2014

Palabras robadas


El muñeco fue el primero en cerrar los ojos, luego las sombras llenaron la habitación de susurros. Agazapada bajo la cama contempló el ir y venir de los zapatos. Tuvo miedo, la agitación podría hacer explotar las palabras encerradas en el armario. No podría soportar por más tiempo, se asfixiaba y salió a respirar. De improviso una mole enorme se abalanzó sobre ella. ¡Devuelve las palabras, le gritó, estamos sin dormir desde que nos dejaste con los poemas a medias!
 Se despertó de golpe, amanecía. Las páginas arrancadas de un libro se deslizaron entre las sábanas cayendo a la alfombra. 

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