Avaricia mortal

Por su trabajo en la bolsa
ganaba mucho dinero pero, desconfiando de los bancos, lo almacenó en casa. Su pasión por el dinero le hizo mantener una
rígida economía de subsistencia y un exigente cálculo de sus gastos para
ahorrar el máximo. Asustado ante lo cara que estaba la vida comenzó a
prescindir cada día de más cosas. Vendió el televisor, el teléfono, el coche,
el equipo de música, sus trajes y hasta la nevera. Por no gastar no encendía la
luz y prácticamente no comía. Tal era su estado de flojedad que, incapaz de
bajar las escaleras, dejó de ir a trabajar. Pero sin ingresos no podía seguir
acumulando. Desesperado rompió las huchas e inició un frenético recuento de su
fortuna. La debilidad y la penumbra le nublaron los ojos, tropezó y de sus
manos cayeron rodando las monedas. Incapaz de sostenerse se dejó caer junto a
ellas. Estaba helado y se abrigó con billetes de 500 euros. En un último gesto
ahorró oxígeno. Su muerte nunca pudo esclarecerse.
Accesit Concurso relatos " pecados capitales" Editorial Defoto .
Estimada: Me gusta mucho el estilo de su "pluma". Disfruto sus pequeños cuentos. Por aquí en Uruguay, en tamaño menor, 160 caracteres, se les llama minicuentos. Me dieron muchas satisfacciones estas pocas palabras hechas mínima historia, y que ahora comparto contigo: No vi la mano. Sentí el cuchillo. Te felicito por tus trabajos. Seguiré leyéndote.
ResponderEliminarGracias por tus comentarios, es muy estimulante que estando lejos se sienta cercana la escritura, ese placer privado que se comparte también con alegría al saber de la existencia de otros que quizás recorran significados parecidos.
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